jueves, 27 de noviembre de 2014

Trastorno de aprendizaje no verbal (TANV). Su relación con el TDAH.


¿QUÉ ES EL TRASTORNO DE APRENDIZAJE NO VERBAL (TANV)?
El Trastorno de Aprendizaje No Verbal (TANV) es el menos conocido de los trastornos del aprendizaje. Parece ser la consecuencia de una alteración de las funciones cognitivas tradicionalmente vinculadas al hemisferio derecho del cerebro y que tienen un carácter no verbal.

El TANV es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a:
- La coordinación motriz: falta de coordinación, problemas severos de equilibrio y dificultades con las habilidades de grafomotricidad fina (dificultades para colorear y escribir, picar, recortar, sacar punta, abrochar botones, hacer la lazada de los zapatos, botar un balón, tocar la flauta, comer sin mancharse...).
- La integración visoespacial y organizativa: representación pobre de la figura humana, dificultades en la copia de figuras simples y complejas, caligrafía deficiente, dificultades para organizarse en el papel (renglones, márgenes), dificultades para colocar los números en las cuentas, resolver puzzles.
- Las habilidades psicosociales: dificultades para comprender aspectos no verbales (gestos, tono de voz, expresiones faciales, sutilezas de la relación social, prosodia peculiar, discurso desorganizado, pasan por ingenuos y extravagantes), dificultades para realizar inferencias en las relaciones sociales y déficit en el juicio y la interacción social. 

Estos alumnos presentan un cociente intelectual dentro del rango normal. El desarrollo verbal es adquirido correctamente desde muy temprana edad, pueden aprender a leer de forma precoz y memorizan gran cantidad de información de forma mecánica, lo que hace que sus dificultades pasen desapercibidas hasta que la exigencia aumenta y sus dificultades empiezan a mostrarse aparentes.

En síntesis, el TANV afecta a cinco áreas clave, resumidas en la tabla siguiente, que recoge también ejemplos concretos de los diferentes déficits:
1. La integración visoespacial:
Muestran dificultad para reconocer las caras, tienen poca memoria visual y muestran una gran atención para los pequeños detalles, obviando la imagen global; en el plano académico, presentan dificultades en el reconocimiento de las letras y los números, la resolución de problemas y el cálculo, puesto que estas tareas tienen un alto componente visoespacial.
2. La coordinación motora:
Los niños con TANV suelen presentar un retraso en el inicio de la marcha y en la adquisición de las habilidades motoras. Derraman cosas durante la hora de la comida debido a sus problemas de coordinación motora y tienen problemas para vestirse solos por la misma razón. Se les considera niños “torpes” y poco coordinados.
3. Las funciones ejecutivas y las habilidades organizativas:
Estas funciones remiten a la capacidad de trabajar con informaciones y situaciones nuevas y/o complejas. Los déficits en esta área suelen hacerse más visibles durante la educación secundaria, cuando se presupone que el niño debe adquirir las capacidad de generar hipótesis, hacer inferencias a partir de la información dada, planificar procesos y secuencias y generalizar soluciones. 
Déficit en las funciones ejecutivas:
     -  Puntos débiles: Planificación, Anticipación, Memoria de trabajo visoespacial.
     - Puntos fuertes: Monitorización y control, Inhibición, Memoria de trabajo auditiva.
Aun así, durante la Primaria se observan algunos indicios, como los déficits en la comprensión lectora, en la interpretación de relaciones causa-efecto, en la concepción de la noción de tiempo, dificultades a la hora de enfrentarse a situaciones o material novedosas, diferencia entre CI Verbal y CI Manipulativo, dificultades para afrontar la tarea de manera holística.
4. La competencia social:
Presentan dificultades en el uso y la comprensión de la comunicación no verbal (por ejemplo, las expresiones faciales) y de los aspectos pragmáticos del lenguaje (los dobles sentidos, las ironías, las variaciones de tono, etc.) y ello conlleva una dificultad para mantener conversaciones y problemas en las relaciones sociales: son niños que quieren jugar pero no saben cómo interactuar o tienen pocas estrategias para hacerlo y se suelen sentir “fuera de lugar” entre iguales, que los excluyen por sus pobres habilidades sociales. Estos alumnos tienden a extraviarse del camino de su casa y de los grupos y se pierden fácilmente. 
5. El funcionamiento emocional:
Las dificultades en la comprensión de las emociones (tanto las suyas como las de los demás) unidas a la rigidez de pensamiento (“o blanco o negro”) y a las dificultades académicas y sociales descritas suelen conducir a problemas emocionales de tipo internalizante, como ansiedad, aislamiento, baja autoestima y depresión. En algunos casos aparecen problemas de conducta (rabietas, etc.). Por otro lado, los déficits característicos del TANV convierten al niño en una potencial víctima de bullying, por el alto riesgo de exclusión entre iguales que conllevan.

DIAGNÓSTICO Y MEDIDAS DE INTERVENCIÓN:
Diagnóstico del TANV:
El diagnóstico del TANV se  realiza con una serie de pruebas que ponen de manifiesto tanto los déficits como las aptitudes del niño (no debemos olvidar que el hemisferio izquierdo está perfectamente preservado y que el niño con TANV suele presentar una buena memoria auditiva, una buena lectura mecánica y un amplio vocabulario). 
Las pruebas diagnósticas cubren las áreas de inteligencia general, funciones visoespaciales y perceptivas, memoria verbal y visual, funciones instrumentales (lenguaje espontáneo, lectura, comprensión verbal y lectora, escritura y cálculo) y funciones ejecutivas (organización y planificación). 
La importancia del diagnóstico diferencial también es relevante, puesto que los síntomas del TANV pueden solaparse con los del TDAH, Síndrome de Asperger y otros trastornos del aprendizaje en ciertas áreas. 
Es necesario destacar la importancia de un diagnóstico precoz. A diferencia de otros trastornos cuyos déficits en el área verbal se detectan rápidamente en el ámbito escolar, el TANV pasa más desapercibido durante los primeros años escolares. Un buen diagnóstico a tiempo ayuda a planificar las intervenciones educativas y emocionales necesarias para ayudar al niño con TANV a maximizar sus capacidades y suplir sus carencias, mejorando con ello su pronóstico.
La intervención psicopedagógica del TANV se lleva a cabo con dos objetivos clave: 
- estimular al máximo los puntos débiles,
- y, a su vez, enseñar al niño estrategias basadas en sus habilidades para compensar sus déficits.
Los niños con TANV presentan un ritmo más lento de aprendizaje, emplean mucho tiempo en la tarea y muestran bajo rendimiento escolar (hay que recordar que procesan la información de forma diferente), pero son trabajadores, tenaces y detallistas, con lo cual, enseñándoles las estrategias adecuadas, pueden alcanzar un óptimo nivel de aprendizaje y autonomía.

Intervención educativa: 
Los profesores pueden apoyar a los alumnos con TANV empleando algunas de las siguientes orientaciones metodológicas:
Las tareas escolares que sólo requieran copiar texto deber ser modificadas u omitidas, dada la naturaleza visual-espacial de dicho ejercicio. 
Deben reducirse en la medida de lo posible las tareas de lápiz y papel, debido a los problemas de destreza y visuales-espaciales.
Hacer un esquema de los contenidos que va a desarrollar.
Suprimir o adaptar las tareas que impliquen doblar papeles, cortar con tijeras y/o ordenar material de manera visual-espacial (mapas, gráficos, móviles, etc.).
Se debe modificar o eliminar cualquier trabajo con límite de tiempo. 
Asegurarse de que comprende las instrucciones dadas y presentarles la información de forma sencilla y clara (detallárselo todo). Se debería utilizar un enfoque verbal de enseñanza "de las partes al todo". Estos niños tendrán necesidad de hacer muchas preguntas, ya que es la única manera que tienen de obtener información.
Todas las demandas deben ser directas y explícitas. No le pida a estos niños que "lean entre líneas" para entender sus intenciones. Evitar el sarcasmo, el lenguaje figurativo, expresiones idiomáticas, etc., a menos que se les explique su uso. Detallar exactamente lo que se espera de ellos en cualquier situación en la que ellos puedan percibir erróneamente instrucciones complejas y/o signos sociales apropiados. Cuando se les dé retroalimentación, ésta debe ser siempre constructiva y alentadora, o no se obtendrá beneficio alguno.
La agenda de estos niños debe ser tan predecible como sea posible. Deberían estar preparados de antemano ante cualquier cambio en sus rutinas, tales como reuniones, excursiones, días de vacaciones, exámenes finales, etc.
Se los debe ubicar en un entorno con una rutina bien establecida, ya que estos niños no podrán descifrar las pistas no verbales. Necesitan saber qué va a ocurrir a continuación y contar con respuestas consistentes por parte del personal que trabaja con ellos.
Estos niños de pueden beneficiar de situaciones cooperativas de aprendizaje (cuando se los agrupa con "modelos de rol adecuados"). La verbalización activa es un elemento importante de cómo estos niños aprenden. Se les debe permitir el verbalizar y obtener retroalimentación verbal, para que puedan aprender. 
Para estos niños las transiciones siempre son difíciles, de modo que necesitarán tiempo al o largo de la jornada escolar para recopilar sus ideas antes de "cambiar de marcha". Esto puede significar: tiempo extra antes y después de los recreos para poder desconectar y reajustarse a los cambios de ritmo; menos cambios de aulas y pasar más tiempo con un único profesor...

Por tanto, las intervenciones educativas/escolares, psicopedagógicas y familiares con estos niños, al mostrar perfiles bajos de CI manipulativo, áreas visoconstructivas, problemática procedimental y práxica, etc., podrían beneficiarse de estrategias y apoyos pedagógicos en habilidades verbales, lingüísticas y de razonamiento lógico, de tal modo que se pudiera  compensar  y equilibrar esas áreas más deficientes y menos desarrolladas con aquellas áreas funcionales y bien adaptadas desarrollando de esa forma al máximo su potencial de aprendizaje.

RELACIÓN TANV Y TDAH
En muchas ocasiones, el diagnóstico diferencial del TAVN con el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es muy difícil de establecer ya que comparten muchas características comunes (bajo rendimiento, problemas cognitivos, respuestas conductuales desadaptativas, dificultades procedimentales).

DIFERENCIAS ENTRE EL TANV Y TDAH:
1º. La atención
Mientras que en el TDAH la atención está significativamente afectada y constituye uno de los núcleos del problema, en el TANV no es un síntoma diana, aunque los niños con TANV pasen por despistados y tengan problemas de atención.
2º. La impulsividad
Mientras que en el TDAH la impulsividad y la hiperactividad, junto con los problemas que ambos conllevan, son otros de los síntomas diana y de los que provocan mayor deterioro, en el TANV la impulsividad o hiperactividad no suele estar presente y no es uno de sus rasgos definitorios.
3º. El Comportamiento
El comportamiento de los alumnos/as con TDAH suele ser más disruptivo y molesto tanto en el colegio como en el hogar. Los problemas de conducta suelen ser uno de los “caballos de batalla” de profesores y familias. 
Los niños con TANV no suelen mostrar conductas desafiantes y/o disruptivas, falta de motivación y/o interés, distractibilidad, etc., como ocurre en el caso de los niños con TDAH. Lo que sí muestran son  dificultades a la hora de establecer conductas rutinarias, secuenciales o establecimiento de hábitos y comportamientos automáticos debido a sus déficits en el aprendizaje procedimental automático.
4º. Rendimiento escolar
En términos generales, los alumnos con TDAH tienen un rendimiento escolar peor. Las dificultades atencionales y la impulsividad suele afectar a casi todas las materias y actividades. Por su parte, los alumnos con TANV suelen tener mal rendimiento en tareas de orientación espacial y de lápiz y papel, pero destacan por la riqueza de vocabulario, información que acumulan y capacidad de razonamiento lógico verbal. Su rendimiento lingüístico-verbal es muy bueno, a diferencia de los alumnos con TDAH que suelen mostrar puntuaciones bajas y dificultades en las áreas de razonamiento lógico-matemático, comprensión escrita y oral y dificultades en Lengua (ortografía, vocabulario pobre, fallos por omisión y comisión en letras y números).
Por otro lado, los profesores suelen definir a los niños con TDAH como “despistados” e “inquietos”. A los niños con TANV, los suelen catalogar como “vagos” o “lentos”, porque comprueban que “cuando quieren”, su rendimiento es muy bueno.
5º. Psicomotricidad fina
Los niños y niñas con TDAH pueden tener problemas de psicomotricidad gruesa y fina; sin embargo, esto no es el núcleo de su problema y es más bien consecuencia de su impulsividad, falta de atención o hiperactividad. En los niños y niñas con TANV, este es uno de los núcleos del problema y sus dificultades no parecen asociarse a impulsividad o falta de atención.
6º. Relaciones sociales
Por último, tanto los niños y niñas con TDAH como con TANV pueden tener problemas en las relaciones sociales. En el caso de los TDAH, sus problemas suelen ser consecuencia de la impulsividad,  hiperactividad y la falta de estrategias internas de organización, planificación, habilidades sociales y falta de autorregulación emocional que hacen que su funcionamiento social sea disfuncional y problemático. Sin embargo, en el alumnado con TANV, las dificultades de relación social están provocadas más bien por la dificultad de comprender las claves no verbales de la relación social, como ciertas sutilezas de la interacción, dobles sentidos, miradas, gestos o la capacidad de ponerse en lugar del otro (empatía). 

LO QUE SÍ COMPARTEN
En muchas ocasiones, el diagnóstico diferencial es muy difícil de establecer ya que comparten otras características:
1º Necesidades educativas: Ambos tienen unas necesidades educativas, unos puntos débiles que requieren respuesta.
2º. Respuesta educativa: Tanto los niños con TDAH como los que presentan TANV necesitan una respuesta educativa a sus necesidades. La respuesta pasa por medidas de adaptación y medidas de estimulación de sus aspectos más deficitarios.
3º. Necesidades emocionales: Por último, tanto los niños con TDAH como con TANV tienen unas necesidades emocionales. La sensación de frustración y de fracaso suelen tenerla a flor de piel porque es algo que experimentan con frecuencia. La repercusión social, académica y personal de su problemática también afecta de una forma negativa a su autoestima, sensación de autocompetencia y al autoconcepto. Ayudarles a aceptar sus dificultades y a afrontar las exigencias de la vida cotidiana es otro aspecto importante a considerar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario